"No fumes, no bebas, no te drogues, no escuches música alta..." fueron las recomendaciones que le dijeron a su madre al quedarse embarazada, pero todas se las paso por el forro. Esta gogó venida a menos, dio a luz a un sietemesino escuchimizado al que no le auguraban un buen porvenir. En la sala de incubadoras, tras 3 semanas en estado crítico, el politono del móvil de una de las enfermeras era el estímulo que le hacía falta para saborear el aliento de la vida. Así nació Project Y, y poco tardo en adentrarse en discotecas "light" (que de light tenían bien poco) y de fiesta en fiesta fue creciendo, hasta que las discos fueron su único hogar. Los seguratas de los garitos en los que seguía mal bailando su madre terminaron por enseñarle algunos truquitos en el cuerpo a cuerpo, para salir indemne de las habituales peleas que se provocaban bajo el marco del alcohol, las drogas y el desenfreno de la noche.
Su aventura en el wrestling le llegó de rebote. En una fiesta conoció al que ahora es su inseparable compañero Project X y juntos unieron fuerzas para defender el lema: "No bailes mañana lo que puedas bailar hoy." Desde entonces no hay fiesta que se precie en la que no estén metidos y ahora el ring es su pista de baile favorita. DANCE, DRINK, SURVIVE, REPEAT.
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